
El 28 de Junio de 2010 se emite la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. Tras cuatro años de deliberaciones, el Tribunal Constitucional avala un Estatuto Autonómico, con 15 artículos declarados inconstitucionales, ¿Cómo se explica esto? Sería de lógica que un texto con una quincena de preceptos inconstitucionales y 27 sometidos a interpretación, fuera considerado inconstitucional. Pues no, se ha conseguido así la cuadratura del círculo.
A día de hoy, en plena crisis económico-política, cuando nos estamos replanteando el modelo de Estado -pues estamos todos de acuerdo en que el actual modelo de las autonomías no es un modelo viable para el bienestar social de nuestro país-, la aplicación del Estatuto de Cataluña y aquellos que lo sucederán como el valenciano vía “cláusula Camps”, no hace más que ahondar en un modelo definitivamente confederal, injusto y deficitario que acentúa aquellos puntos que han llevado prácticamente a la quiebra económica a este país.
Si bien el PSOE se ha apresurado a reivindicar la paternidad de este Estatuto Autonómico, el PP no es menos responsable del resultado de este texto, aunque ahora se esconda bajo el caparazón, como si de un caracol se tratara, por miedo a un desencanto electoral en las próximas elecciones catalanas. Cabe recordar que la politización de la justicia, que han hecho efectiva los dos partidos ¿nacionales? de este país, ha sido la principal responsable de esta película de incierto desenlace. Jueces conservadores y jueces progresistas, no han sido capaces de hacer prevalecer los intereses de los ciudadanos españoles, a los intereses puramente políticos y partidistas.
No obstante y lejos de contentar a nadie, tras la sentencia se han apresurado los acontecimientos, viendo así como CIU anunciaba el comienzo de la autodeterminación, con este Estatuto como argumento o viendo como, en un acto de profunda irresponsabilidad, el presidente socialista de la Generalitat, el Sr. Montilla anuncia movilizaciones en las calles, para dejar constancia de su desacuerdo con dicha sentencia. Pese a esto, todos sabemos que lo que hace CIU es tratar de dejar en un segundo plano los casos de corrupción que le salpican (Palau, caso Millet), al igual que Montilla trata de movilizar su electorado para no perder las elecciones, como auguran todas las encuestas.
La aplicación del Estatuto de Cataluña, consolida aquello que desde UPyD insistimos que hay que reformar para que nuestro estado del bienestar sea sostenible en el tiempo. El actual Estatuto de Autonomía Catalán, profundiza en la fragmentación del mercado interior; insiste en la imposibilidad de libre circulación de los ciudadanos españoles por el territorio nacional, como el caso conocido en Biar y por el cual ha sido denunciada la Generalitat Valenciana; pone en cuestión la Constitución Española que refrendamos todos los españoles; crea inseguridad jurídica a las empresas que se instalan en la Comunidad Autónoma Catalana y al conjunto de sus ciudadanos; incide en el empobrecimiento de la educación pública, mientras sus gobernantes matriculan a sus hijos en colegios alemanes, etc. La “clase” política actual, está ocupada en trabajar por salvar sus “chiringuitos”, en lugar de salvar de esta profunda crisis a los ciudadanos, que es a quienes se deben.
Desde Unión Progreso y Democracia seguimos pensando que el actual modelo autonómico es perjudicial para los intereses del conjunto de los ciudadanos españoles y que el modelo confederal que supone el actual Estatuto de Cataluña no hace más que insistir en un modelo económico y político injusto, ineficaz, insolidario y que bajo la reivindicación de más autonomía, consolida más si cabe un sistema de castas privilegiadas.
Solo queda esperar que, en un acto de responsabilidad, nuestros políticos valencianos no aprovechen esta deriva confederalista para hacer efectiva la llamada “cláusula Camps” al grito de “yo como el que más”.